septiembre 09, 2012

La Resiliencia en metáforas, palabras y creencias.

 Por Pablo Alzuagaray 

"Cuando nos damos de corazón, en cuerpo y alma, y hacemos de tal actitud nuestro estilo de vida, no existe dolor ni impedimento que pueda detenernos ni derribarnos." 

Metáforas
¿Qué es lo que hace que un resorte de acero vuelva a su estado con renovado vigor luego de haber soportado prolongadamente una gran presión, mientras que uno de plomo permanecerá aplastado para siempre?

¿Qué hace que un balón de goma se amolde y luego rebote con gran potencia y velocidad tras haber sido arrojado violentamente contra un muro, mientras que un huevo se quiebra  y su contenido se desparrama?

¿Qué hace que un brote verde se tuerza, se agite y vuelva a su sitio mil veces en medio de un temporal, mientras que una rama añosa se quiebra y cae?
 
¿Qué hace que un hormiguero se reconstruya y vuelva a su ritmo de vida normal a horas de haber sido destruido, mientras que el nido ultrajado jamás volverá a albergar a ningún pájaro?


¿Qué hace que algunas personas frente a las presiones se comporten como el acero y otras como el plomo? ¿Qué hace que frente a los golpes de la vida, algunas los aprovechen para reimpulsarse como un balón en una nueva dirección, en tanto que otras pierden su entereza y su vida? ¿Qué es lo que hace que algunos se adapten a las circunstancias adversas mientras que otros se quiebran para no volver a levantarse? ¿Qué hace que ante la destrucción algunos inmediatamente reemprendan la reconstrucción de su mundo y sus vidas mientras que otros se retiren vencidos?
  
Las personas de acero conservan su energía. Las de goma se adaptan y reaccionan rápidamente. Las que permanecen verdes, en estado de juventud e inocencia fluyen en medio del caos sin perder su esencia. Las que viven en un hormiguero, encuentran en la solidaridad su principal energía y motivación.
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Palabras:
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Resiliencia: los psicólogos la tomaron prestada de la física, para explicar una capacidad también humana no sólo para resistir ante los embates de la vida, sino también saber y poder utilizar la adversidad y la limitación como motor de superación.
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Energía: ese “algo” que llevamos dentro, que impregna nuestro ser y nos mantiene vivos y en estado de potencialidad. Nuestro nivel de paciencia, fe y perseverancia son los indicadores de cuánta energía albergamos.
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Adaptación: es el poder de asimilar y asimilarnos a los cambios sin perder nuestra esencia ni la naturaleza de nuestros sueños. Es tener la visión y audacia necesarias para cambiar los medios sin renunciar al fin.
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Fluir: es la capacidad para utilizar el impulso de las circunstancias como motor, en vez de intentar contrarrestarlo. Es experimentar la vida como una expedición y no como una batalla.
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Solidaridad: es sentirse parte de un todo sin perder la propia identidad. Es darse sin preocuparse por recibir.
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Creencias:
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Todos nacemos con la capacidad de resiliencia: para un ser espiritual, un ser que piensa y siente, nada más difícil que vivir. No se trata de seguir respirando; se trata de comprometerse con la propia historia personal. Vivir da placer pero también duele. Por suerte poseemos la capacidad y las herramientas innatas para soportar y trascender al dolor, sea cual fuese la forma en que éste se manifieste.
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Podemos cultivarla y desarrollarla: mediante la toma y acrecentamiento de nuestra conciencia. Cuánto más sabios seamos, más comprenderemos la vida y sus circunstancias, mayor sentido encontraremos a las adversidades y accidentes. Los castigos se transformarán en experiencia, las injusticias se volverán aprendizaje, el dolor se volverá sentimiento y el miedo paz.
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También podemos perderla: la vida es el justo equilibrio entre lo que hacemos y lo que nos ocurre. Si nos ponemos en “piloto automático”, si nos descomprometemos de nuestra experiencia diaria, si nos evadimos de nuestro presente, si no estamos atentos, si dejamos de soñar, de evolucionar... lo que nos ocurre puede adueñarse de nuestra vida. Un pequeño golpe puede llegar a ser letal para el desprevenido.
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Ser conscientes de nuestro Propósito en la vida es el interruptor de nuestra capacidad de resiliencia: no sólo nacer con una finalidad o misión trascendental, sino también ser coherentes y consecuentes con ella hace que ante los reveses de la vida superemos las heridas y las vallas. Cuando sabemos qué es lo que queremos, a dónde queremos llegar, ya no importa el “estado” del camino. Más aún cuando no existe verdadero Propósito que no implique en su esencia el amor al prójimo, el sentido de solidaridad hacia nuestros compañeros de ruta.
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Cuando nos damos de corazón, en cuerpo y alma, y hacemos de tal actitud nuestro estilo de vida, no existe dolor ni impedimento que pueda detenernos ni derribarnos.
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© 2012. Pablo Alzuagaray

Pablo Alzuagaray es grafoanalista, investigador, escritor y editor independiente. En 1989 fundó Consultores Grafólogos y paralelamente se abocó a la investigación para vincular las técnicas de análisis grafológico con nuevos puntos de vista provenientes del autoconocimiento, las teorías jungeanas y la Psicología Positiva.
Fruto de tal tarea es el estudio-libro "El Propósito de tu vida" y la creación del Método CG®  de análisis grafológico que constituye su base analítica.
info@consultoresgrafologos.com

Con este artículo se inicia la colaboración de Pablo para el blog.
Gracias y bienvenido!!!!

4 comentarios:

Maria Eugenia dijo...

Me encantó, me resultó super interesante

Un abrazo

Claudia dijo...

Gracias, Saltar! Abrazo enorme.

cecilia carrasco dijo...

Que profundo, me encantaría conseguir el libro. gracias por compartir.
Cecilia

Claudia dijo...

Hola, Cecilia: este artículo no pertenece a ningún libro, ha sido una colaboración de su autor.
De todos modos te dejo un enlace donde puedes ver libros sobre esta temática.
Gracias a tí por compartir.
Un abrazo.
http://www.eljardindellibro.com/_mapa_436.php