"Dejame despertarte con un beso en la verde mañana que te espera. Dejame celebrar la primavera
en el hermoso largo de tu cuerpo...."
Tenía 17 años cuando escuché estos versos por primera vez. Era "Comienzo y final de una verde mañana", de Pablo Mílanés, cantautor cubano.
Me enamoré perdidamente de su poesía, la letra de su música, su música, su voz. A partir de ahí comenzó mi periplo por disquerías y me hice con todos sus discos. Todavía hoy lo escucho.
Por aquel entonces yo tenía un sueño, sueño dorado lo llamaba pues era mi máxima aspiración. De vez en cuando cantaba de forma pública así que soñaba con que algún día yo cantaría con Pablo Milanés.
Hace siete años, en Murcia, canté por fin con Pablo Milanés. Él estaba en el escenario y yo en la primera fila coreando sus temas y sacándole fotos. Así advertí que estaba cumpliendo un sueño de veinte años, estaba cantando con él, y fue entonces cuando comprendí que debía haber sido más específica en mi deseo.
Esta es una anécdota con su connotación graciosa, pero no por eso menos cierto es que cuando nos planteamos un objetivo debemos ser lo más específicos posibles, a riesgo de dispersarnos si no lo hacemos.
Imaginemos por un momento que somos títeres y alguien tira de nuestros hilos, imaginemos que el Genio de la Lámpara existe y nos otorga un deseo: "quiero cambiar de trabajo", "quiero cambiar de vida". Qué trabajo creéis que nos obsequiará el universo? Qué nueva vida nos elegirá el genio?
Entre otras cosas, cuando persigas un sueño, sé específico en lo que quieres.
Cuando sabemos exactamente lo que queremos es más fácil encontrarlo.
Cuando sabemos exactamente lo que queremos es más fácil encontrarlo.
Y mientras tú te planteas un objetivo específico, enunciado a ser posible en una frase positiva y en presente, yo te deseo una semana llena de verdes mañanas.
2 comentarios:
...y aún así cantaste con Pablo Milanés!
Estoy de acuerdo contigo en lo de focalizar bien nuestros deseos y metas, pero también hay que reconocer que la vida nos suele ofrecer alternativas inesperadas, y que a la larga siempre son para bien.
Por supuesto, Julián. Los regalos de la vida son bienvenidos, siempre.
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