"Lo más importante que aprendí a hacer después de los cuarenta años fue a decir No cuando es No"
~Gabriel García Marquez~
Las cosas son como son, y son en sí mismas, independientes de quienes somos, pero....Cómo las experimentamos?
Cumplir 40, por ejemplo. Es raro que esta edad pase sin pena ni gloria.
En torno a los cuarenta años suele sobrevenir un cambio vital muy significativo. Es como empezar a sentirnos en el meridiano del recorrido, así que nos planteamos bastantes cosas y es inevitable poner sobre la mesa nuestras miserias y necesidades, nuestros deseos y el balance de frustraciones y logros. Hay quien decide empezar a tachar la lista que escribió a los veinte sobre qué cosas hacer en la vida: "No moriré antes de:...."
Se deja de fumar, se empieza el gimnasio, se reconsidera la pareja, se buscan alternativas laborales, se inician negocios, se emprenden proyectos, se averigua por aquel viajecito postergado, se cambia de hábitos alimentarios.
Es un recomenzar apasionante.
No siempre el cumpleaños es el detonante, también lo es una crisis vital. La crisis que sigue a algún acontecimiento de suma importancia y que parece desestabilizar nuestro mundo, el pequeño universo largamente construido. "La torre" de la baraja, que mueve los cimientos del castillo que habíamos levantado.
Nos dejan, nos traicionan, nos despiden, enfermamos, alguien fallece. Cualquiera de estos acontecimientos bambolea nuestra seguridad, la estabilidad que creíamos poseer se ve sacudida sin miramientos. Y sentimos (la mayoría de veces necesitamos) empezar de nuevo, a todos los niveles. Aquí no se trata de enmendar lo dañado, es como un huracán que arrasó con todo lo que había a su paso, sin dejar nada en su sitio, hasta lo que no se nos ocurría jamás cambiar. Sucede, todo se somete a examen, todo se revisa y analizamos en cascada mientras clavamos los ojos en las baldosas de la calle.
Y qué mirada más limpia la que nos trae el cambio, qué maravilloso cuando descubrimos que aún nos queda un mínimo de cuarenta años más para vivir la vida que siempre quisimos vivir. Ahora sí.
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