Cómo sabes si estás haciendo lo que has venido a hacer? Porque amas lo que haces, porque te enamoras de tus actividades y la alegría es la reina de la casa. Porque te sientes pleno, porque has encontrado tu camino y todo rueda y se acomoda.
El mundo también se beneficia porque inyectas pasión y compromiso allí por donde vas.
Si estás en un punto de búsqueda, primero tienes que plantearte qué es lo que de verdad te importa, qué es lo que te infunde felicidad y plenitud. Cómo quieres verte dentro de dos años, tres, cinco. Qué imágenes quieres recolectar para cuando te sientes a contemplar un atardecer, de anciano, y vivas de tus recuerdos?
Cuando sepas lo que te hace feliz, hazlo. Y aléjate de todo lo que te desvíe de ese camino. Puedes empezar despacio si sientes vértigo, tus tiempos son tuyos.
Qué te hace sentir vivo? Qué es lo que más te gusta hacer? Organiza tu vida de forma que te la ganes haciendo eso, y no otra cosa. Márcate objetivos que te acerquen al propósito, que estén alineados con tu felicidad. Visualiza momentos vividos o créalos, imagínate haciendo lo que te conmueve y te expande.
Haz lo que tengas que hacer, pero empieza ya. Arma caminos para llegar a eso que ves en tus sueños. Decide, responsabilízate de tus sueños, asúmelos porque son tuyos. Dónde quieres estar? Quién eres cuando lo consigues? Cómo de maravilloso es ese sueño que persigues? Qué estás haciendo hoy para acercarte a él?
No aceptes menos de lo que necesitas de la vida, no te conformes, tú eres el que eliges, tú eres el que mereces tener lo que quieras exactamente como lo quieres.
Qué quieres¿? Haz un listado porque Quién te hizo creer que no puedes ganar dinero con lo que te apasiona hacer?
Describe, detalla tu sueño, tu meta, todo lo que quieras que esté presente.
Proyectarnos hacia nuestros sueños también mantiene la desesperanza a raya y nos previene de enfermar.
En "la calle de los sueños perdidos" se invita al lector a crear una calle de sueños para transitarla. Allí podemos encontrar aquellos sueños que perdimos, que alguien nos quitó o nos impidió realizar, que se desvanecieron o como los míos, que estuvieron durmiendo años en una maleta que cruzó el Atlántico.
Te propongo armar esta calle y caminarla, porque cuando ponemos en su sitio a los sueños, hasta podemos coincidir con gente que también los esté buscando. Quién sabe si son las calles las que nos cruzan con cierta gente o es la gente que circula por la misma vía la que nos cruza con los sueños. De cualquier forma será una acera soleada de primavera. Y, como dice Enrique González Tuñón en su obra, será también una vía para encontrarnos con nosotros mismos, con nuestra infancia, con nuestra adolescencia, con nuestro ayer, con nuestro interior y con todo lo que pasamos de largo sin poder vivirlo.
2 comentarios:
¡Precioso, Claudia! Inspirador y motivador para sacarle el polvo a nuestros sueños. Me hizo reflexionar sobre las cosas que siempre he querido hacer.
Besos y abrazos.
Gracias, Carolina. Me encanta que inspire. Un abrazo.
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